La diferencia fundamental entre la Iglesia Católica y las iglesias evangélicas o protestantes (reflexión)

Habiéndose encarnado el Verbo de Dios y hecho hombre en el Hijo del Hombre, Jesús (el cual dejó su divinidad –Hijo de Dios- para compartir la carne humana y salvarnos), deberían los católicos considerar a cualquier ser humano, a pesar de su raza, ideología, convicción religiosa, etc., y a pesar  que le caiga bien o mal, como hermano/a. Que se entienda, el hecho que lo/a considere hermano/a (en Adán y Eva) no significa que esté de acuerdo con lo que practica; como por ejemplo puede estarlo o no, con su hermano/a biológico/a familiar.
Que esto esté bien o esté mal lo dejo al discernimiento espiritual de cada cual tenga el Espíritu Santo.

San Francisco y los gorrionesEn Francisco de Asís (llamado el 24 de febrero de 1208 personalmente por Jesucristo -Francisco, vete y repara mi iglesia, que se está cayendo en ruinas- a restaurar Su Iglesia, dividida desde el 16 de julio de 1054 en apostólica ortodoxa y apostólico romana – Cisma de Oriente y Occidente - “Mas no ruego solamente por éstos, sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos,  para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste.” – Juan 17:20-21), este Amor ágape lega al extremo de considerar, no solamente a las personas, los animales y los vegetales, como hermanos/as en la Creación de Dios, sino también a los seres inanimados…

Hermano Sol, Hermana Luna

Para los evangélicos –u otros protestantes- es hermano únicamente aquél/la que ha recibido a Jesucristo como Señor y Salvador (y hasta solamente aquél que pertenezca a la misma denominación), y consideran a los demás como criaturas de Dios; al igual que los animales.

Pero aún más: compartiendo el Cuerpo y la Sangre de Cristo –reales y no simbólicos- en la Cena del Señor (Eucaristía), el católico debería considerar al hermano en la fe como parte de su propio cuerpo; siendo el/la mismo/a parte del Cuerpo Místico de Cristo (…pero afuera del templo ni se saludan, dijo un sacerdote en el sermón del Día de Corpus Christi).

Mas todas las otras diferencias (la Virgen María, las imágenes de los santos, diferencias doctrinales, caer bajo el poder del Espíritu Santo, ritos religiosos, estilos de alabanza, etc., etc.) son pretextos que usa el diablo, porque son insignificantes frente a esta/s primera/s diferencia/s; los utiliza con el fin de desmembrar el Cuerpo de Cristo, ya que no lo puede destruir.

Un mandamiento nuevo les doy: 'que se amen los unos a los otros;' que como Yo los he amado, así también se amen los unos a los otros. En esto conocerán todos que son Mis discípulos, si se tienen amor los unos a los otros.” (Jesucristo, según Juan 13:34-35)

Entonces respondiendo Juan, dijo: Maestro, hemos visto a uno [evangelista] que echaba fuera demonios en tu nombre; y se lo prohibimos, porque no sigue con nosotros [apostólicos]. Jesús le dijo: No se lo prohibáis; porque el que no es contra nosotros, por nosotros es.” (según Lucas 9:49-50)

Pero luego que todas las cosas le estén sujetas, entonces también el Hijo mismo se sujetará al que le sujetó a él todas las cosas, para que Dios sea todo en todos.” (1ª Corintios 15:28)

¡Gracia a vosotros y paz de parte de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo! Sagrado Corazón de Jesús

Posdata: Ordal&iacutea de Fuego
El Sultán se llamaba Melek el Kamel. Era ra hijo de Cherf Eddim Melek Moaddam Issa y nieto de Saladino. Francisco le explicó que no los enviaba nadie, ni querían pasarse al Islám. "Somos embajadores de nuestro Señor Jesucristo -le dijo- y traemos un mensaje de su parte, para ti y tu pueblo: que creáis en el Evangelio". También le explicó que, por el bien de su alma, estaba dispuesto a demostrarle, en presencia de los sabios de su reino, que su religión era falsa, no con argumentos bíblicos (pues no creían en las Escrituras), ni racionales (pues la fe está muy por encima de la razón), sino entrando él y sus jefes religiosos en una gran hoguera. "Y si me quemo -terminó diciendo- atribúyelo a mis pecados, pero si no, será señal de que tu religión es falsa, y tú te harás cristiano y creerás en Cristo, fuerza y sabiduría de Dios y Señor y Salvador de todos". Al oír esto, algunos jefes religiosos musulmanes allí presentes se escabulleron enseguida, alarmados, haciendo sonreír al rey, que respondió: "No puedo hacer esto, mi gente mi mataría a pedradas". La propuesta de San Francisco puede parecer descabellada, pero lo que hizo fue aceptar el reto que un día Mahoma, fundador del Islam, lanzó al obispo y a los cristianos de Nadjam, que acudieron a Medina a rendirle pleitesía y prefirieron someterse, antes que pasar aquella prueba.

Buenas relaciones entre Francisco y Melek-el-Kamel
Melek el Kamel ordenó que curasen a los dos hermanos de las heridas sufridas durante el arresto, y que los atendiesen con todo respeto, en espera de que acudieran al campamento algunos de los jefes religiosos más importantes del reino. Francisco y su compañero pudieron exponer libremente la palabra de Dios a los musulmanes, aunque sin éxito, pues la mayoría los miraba con hostilidad y desconfianza. No así el Sultán, que cada día conversaba con él y ponía a prueba su fe y su sabiduría. "Que venga ese hombre -decía- que parece un verdadero cristiano". Y Francisco aprovechaba para hablarle de Cristo. Cuando llegaron los jefes islámicos y conocieron el motivo de la convocatoria se indignaron muchísimo contra el rey y lo reprendieron porque, en vez de defender la ley contra el adversario, daba audiencia, imprudentemente, a aquellos infieles, quienes, según la ley, debían morir decapitados. Pero el rey tranquilizó a Francisco, diciéndole: "Esta vez iré contra la ley. No seré yo quien condene a muerte a quien viene a salvar mi alma, a riesgo de su propia vida". Y el santo, viendo que su estancia allí ya no tenía sentido, pidió permiso para regresar al campamento cristiano. Entonces el Sultán le ofreció preciosos regalos, mas él no quiso aceptarlos, ni siquiera para los pobres, pues no se fiaba demasiado de sus intenciones. El cuerno de marfil tallado que se conserva entre las reliquias de la Basílica de San Francisco en Asís podría ser el "pasaporte" que, según Ángel Clareno, entregó el Sultán al Santo para que pudiese recorrer libremente tierras musulmanas. Al despedirse, el rey le dijo en secreto: "Rezad a Dios para que se digne manifestarme cuál es la ley y religión que más le agrada. Hay buenas razones para creer que el sultán de Egipto quedó fuertemente impresionado por la personalidad del Santo de Asís. Su vida, desde luego, ya no fue la misma. Y no nos referimos a las Florecillas, que dicen que recibió el bautismo antes de morir; ni a San Buenaventura, que dice que desde entonces llevó la fe cristiana impresa en el corazón. Son los mismos cronistas de la Cruzada los que dan fe del cambio notable observado en el comportamiento moral del rey. Mateo París, por ejemplo, que lloró su muerte como una calamidad para los cristianos, dice que se esperaba de él que recibiera el bautismo. También Juan de Brienne, jefe de la Cruzada, que se hizo fraile Menor antes de morir y está sepultado en la Basílica de Asís, lloró de emoción por el buen trato que él y sus tropas recibieron de Melek el Kamel cuando los cristianos perdieron Damieta y fueron apresados y luego liberados por las tropas egipcias. (Fratefrancesco.org - Fr. Tomás Gálvez)