Cuando Clark Kent (Superman) se ve exonerado de un caso periodístico por sus superiores, inventa una artimaña para seguir obrando y, a veces, presenta de igual modo un artículo a través de su amada. Padre Pío, cuando en junio de 1931 fue privado de todas las facultades de ministerio, excepto de la Santa Misa -que no podía celebrar más en la iglesia con los feligreses, sino en una capilla interna-, alzó los ojos -llenos de lagrimas- al cielo y dijo:“¡Que se haga la voluntad de Dios!”. Luego se cubrió el rostro con las manos, inclinó la cabeza y quedó sin aliento; encontrando consuelo solamente en Jesús, y quedando delante del crucifijo hasta la medianoche. Pasó estos amargos años de aislamiento -desde 1931 a 1933- sobre todo en la biblioteca, donde estudiaba -como él decía- no para cultura, sino para la vida. En 1960 sufrió nuevas restricciones, humillantes limitaciones, absurdas prohibiciones. Aislado por cadenas y rejas, interrogado y escarnecido, insultado y ridiculizado, abandonado por sus amigos; obedecía, perdonaba y callaba. Sólo una vez, en el clímax de su insostenible martirio interior, llegó a decir: “No los soporto más, todos me han traicionado”.
        Superman intenta, de todas formas, esconder su relación amorosa con la colega periodista para protegerla de sus enemigos y mantener oculta su identidad. Padre Pío no esconde su Amor para el Señor, pero sus enemigos no dudan en acusarlo, por medio de supuestas grabaciones -hechas por orden del visitador apostólico, en violar el secreto del confesionario-, de ser una persona inmoral por mantener “ciertas” relaciones sexuales con algunas de sus penitentes. No se preocupen por esta mentira, yo -el Espíritu Santo- jamás habría aceptado obrar milagros por medio de una persona fornicaria, y que no fuese fiel solamente a Jesús, ni siquiera habría permanecido sobre él; la prueba es que sus llagas emanaban un agradable y misterioso perfume. {Mientras que en este pago recogí los testimonios de dos mujeres: Una en su juventud fue víctima de insinuaciones sexuales por parte de un joven cura, por lo cual ahora se rehusa a pisar el confesionario; la otra, que es una madre soltera, confiesa sus relaciones con parejas ocasionales al viejo cura, y él la quiere justificar diciendo que -hoy en día- eso es común y corriente. Para las malas lenguas: no estoy hablando del anciano cura párroco de La Falda, él es una persona seria, en Villa Giardino tiene su mujer y una hija; como es recomendado por el apóstol Pablo, para los obispos y los diáconos, en 1a. Timoteo 3:12 (además bien sabemos que en España uno de cada cuatro curas está casado por civil). Y ahora con el matrimonio -celebrado en Estados Unidos de Norteamérica- entre el arzobispo Monseñor Milingo y la médico-acupunturista coreana María Sung, de la secta de Moon, comenzó una “telenovela” entre su amor perdido y el Vaticano; que terminó mal (María Sung al ser subsiguientemente rechazada por el arzobispo regresado en el Vaticano, afirmó que no sabía que él no podía casarse y que no volverá a contraer matrimonio por el resto de su vida). ¿Por qué el Vaticano no hace como es para los católicos ortodoxos de oriente y los luteranos, Iglesia reconocida por el Consejo Pontificio para la Unidad de los Cristianos en la “Declaración conjunta Católico-Luterana sobre la doctrina de la justificación”, adonde el sacerdote elige libremente entre el casto celibato y un compromiso matrimonial duradero? ¡Ay! de esta Jerarquía Hipócrita Secularizada -JHS- que veda las nupcias para los sacerdotes pero -p.ej.- dos décadas de haber celebrado el Sagrado Matrimonio entre Bernardo Neustadt y Any Costaguda (respectivamente 67 y 60 años cumplidos en 1991), otorga la dispensa eclesiástica para que el obispo de Morón -monseñor Justo Laguna- pueda celebrar el “adúltero epitalamio” del famoso periodista con la ex modelo Claudia Cordero Biedma (entonces de 37 años de edad). Ahora -en el año 2001-, cumplidos los 43 años ella y 76 él, se han divorciado; aún más, su antigua ex esposa ya había estado casada por civil con Flavio Colmegna, y su segundo divorcio (con Bernardo Neustadt) no se había todavía concretado en el momento que “el viejo gallo” contraía nupcias con la “media joven gallinita”, y luego viajaba a hacer visita al Papa Juan Pablo II. ¡Caramba! Esta vez las sátiras sarcásticas saltaron el cerco de la “ubicuidad” y se desubicaron; ¡vamos ...adentro, adentro, volvamos al orden en el relato! - N. del R.}.
        Superman por la noche duerme; a veces no. Padre Pío, además de sus bilocaciones nocturnas y frecuentes luchas con el demonio por interponerse en favor de las almas que a él recurrían, pasaba entre el altar y el confesionario quince, dieciséis, algunas veces inclusive diecinueve horas al día; su jornada comenzaba a las 3:30 hs. cuando se levantaba y bajaba a la capilla para prepararse para la misa que empezaba a las 5:00 hs.. Quería celebrar Misa mucho antes de la salida del sol, para dar a los campesinos la posibilidad de asistir antes de salir a trabajar. Se calcula que unos veinte millones de personas han participado alguna vez de la misa de Padre Pío. Luego de la celebración, y salvo breves pausas para los almuerzos y la oración personal, él se dedicaba totalmente a las almas de los pecadores. Se calcula que sen han arrodillado en su confesionario unos quince millones de personas; para organizar los turnos se hizo necesaria la creación de una oficina que entregaba un número de orden progresivo {...yo también he visto con mis ojos acá en La Falda los curas, el domingo antes de misa... ¡¿charlar afuera de la iglesia con las monjas y sacarse fotos con los amigos de visita?!. Y se tiene que esperar las fiestas par poderse confesar (si le alcanza el tiempo, y si nosotros tenemos ganas de confesarnos justo con ‘aquel’ cura). Sí, lo sé... la Iglesia Católica pide al creyente que se confiese -por lo menos- una vez al año; pero esto podría ser suficiente solamente para San Pedro y San Pablo. María Santísima pide la confesión mensual, y a los consagrados, semanalmente. ¡Uh!, También aquí arriba se me escapó otra “sátira” por debajo de los renglones; perdón disculpen - N. del R.}. A veces él querría confesarse -ante la tentativa de huida por quien no se consideraba digno de confesarlo-, y una vez estalló en un llanto incontenible, a pesar de la levedad de sus culpas, solamente por el hecho de haber traicionado el amor que Jesús tenía por él. Al preguntarle cuántos rosarios rezaba cada día desde la mañana a la noche, respondió él mismo: “A veces cuarenta, otras veces cincuenta”; Jesús y María eran siempre presentes en su vida.
        Los fanáticos de Superman se reúnen en los “fans club”, los seguidores de Padre Pío -sus hijos espirituales- se congregan en los Grupos de Oración -y de ayuda- que han surgido por doquier. Además este curita fue un “águila” italiana que no se creyó “gallina” y ganó altura; ¿¡quizás aquí todavía haya muchos “cóndores” que no se atreven a desplegar las alas para volar porque se creen “gallinitas americanas”?!
           Me despido con la profecía que inspiré {...el Espíritu Santo, no yo - N. del R.} a Padre Pío -y a otros- sobre los tres días de oscuridad: «No salgáis de casa; haced acopio de alimentos. Se desatarán las fuerzas de la naturaleza y una lluvia de fuego hará temblar la gente. (...) El que dé un paso fuera perecerá. Cubrid vuestras ventanas cuidadosamente. Mi escogido no deberá ver mi ira. Huracanes de fuego se derramarán a través de las nubes y se extenderán por toda la Tierra. Una lluvia de fuego ininterrumpida tendrá lugar (¿el holocausto nuclear? N. del R.). Empezarán durante una noche fría; el viento rugirá, traerá gases envenenados que serán difundidos sobre la Tierra entera. Pero al cabo de tres noches, el terremoto y el fuego cesarán. Después de estos días el sol volverá a brillar».