Mary Stewart Relfe ha comenzado anotar el
elenco de instituciones, aparatos, tarjetas, etc., que han comenzado a usar, directa o
indirectamente, o comienzan a revestirse con este numero. He aquí algunas de sus
pruebas: En el año 1984, el número del código
del Banco Mundial era ya “666”. Las tarjetas del Banco Nacional de Australia
llevan el número “666”. Hay nuevas tarjetas de crédito en los Estados
Unidos a las que se ha asignado el prefijo “666”. Los sistemas de computadoras
Olivetti P.6060 usan números para procesar que empiezan con “666”. Las
computadoras centrales de Sears, Belk J. C. Penney y Montgomery Ward (cuatro grandes
cadenas de almacenes de los Estados Unidos) usan el prefijo “666” en sus
transacciones. Las computadoras fabricadas por Lear Siegler tienen estampado en el lado el
número “666”. La división de empleados del Servicio Medicaid del
Gobierno Federal de los Estados Unidos tiene por número el “666”. Las
divisiones de Armas, Tabaco e IRS (Departamento de Impuestos) del Gobierno Federal de los
Estados Unidos tienen en las chapas de sus empleados el número “666”. El
Departamento de Impuestos (IRS) ha empezado a requerir el prefijo “666” en algunas
formas u hojas de declaración de impuestos; por ejemplo: W-2P, inválidos, es
666.3; muerte es 666.4, desde 1977. Los gobiernos de los diferentes estados (en los Estados
Unidos) están usando en sus hojas de compras el número “666”. Las
credenciales de la fuerza de seguridad secreta que tuvo el presidente Carter llevaban el
número “666”. Los tanques construidos por la Corporación Chrysler
para la fuerza de seguridad secreta de la presidencia estadounidense, llevan en los costados el
número “666”. Las tarjetas de crédito del sindicato de la
compañía Telco, parte de la Scout Central Bell, requieren el prefijo “666”
y luego el número de la seguridad social de la persona. Algunas instituciones financieras de
Florida están usando el número “666”. Las tarjetas del Servicio
Selectivo (militar) de los Estados Unidos llevan el número “666”. Los recibos de
cobro de computadoras de todos los Estados Unidos llevan un grupo de puntos grises que rodean
el número “666”. La tarjeta de crédito MasterCard empezó
usando en Agosto de 1980 los números “666”. Según Stewart, la
misteriosa insistencia en el “666” comenzó en los Estados Unidos y desde
allí ha venido imponiendo su imperio a todo el mundo. En los Estados Unidos, encontrar el
número “666” en locales, productos a la venta, o en las fachadas de los
edificios de grandes tiendas, es cada día más habitual; aunque siempre como
reclamo publicitario (...aún hay una línea de ropa “666”-N. del
R.).
Lo dicho hasta ahora es
suficiente para hacer reflexionar. No obstante, qué decir cuando todos los gobiernos de los
países más avanzados del mundo están trabajando ya, desde hace algunos
años, en la confección de tarjetas de crédito y de identificación,
fácilmente informatizadas, controlables, con todos los datos y pasos de nuestra vida, y
qué decir si estos planes político-financieros tienden a preferenciar un
número clave sobre todos, y que esa cifra sea precisamente el “666”, el
número del Anticristo, el número de hombre que no de demonio o diablo
fácilmente reconocibles -y, en consecuencia, asustadores... En esta línea,
Cantelon indicaba en “Dinero nuevo o sin dinero” lo siguiente: “Durante
más de una década los banqueros y técnicos de Europa han estado
trabajando febrilmente para establecer un nuevo sistema de números.”
¿Una sociedad sin dinero circulante y con una sola tarjeta de crédito?...
Computerizar a toda la Humanidad: abrirla a la puerta de la felicidad aparente y someterla. Esto,
hoy, no es ya pura especulación. Tal vez la extraña insistencia del “666”
como clave numérica en los nuevos y sutiles instrumentos de dominio sea hasta una nueva
coincidencia, una “casualidad”, si es que ésta existe. Pero lo que no es
ningún equívoco es la tendencia del mundo hacia un economicismo informatizado
“bestial”, sistemático, arrollador. Tal vez no sea casual que en el centro
neurálgico de la economía europea del Mercado Común, haya sido situada
una computadora gigantesca que ocupa un gran espacio en el edificio de la administración
principal, la cual se encarga de compaginar las transferencias de fondos internacionales por
procedimientos electrónicos. Allí, cada persona de la Tierra puede estar siendo
informatizada con un número o lo está siendo ya. La cosa no pasaría de ser
una anécdota más del nuevo orden internacional del poder mundial si el
engendro tecnoelectrónico no hubiera sido bautizado cariñosamente con el nombre
de “La Bestia”.
Literalmente, el
doctor Emil Gaverlux preguntó al doctor Patrick Fisner, no hace demasiado tiempo (...en
el año 1989 ):
-”¿Podría decirnos algo sobre la gran computadora de
Bruselas que es llamada La Bestia?”
-”Existe desde hace unos cuatros años. Por medio del uso de
tarjetas de crédito ha sido fácil poner a casi todas las naciones que comercian en el
mundo en la memoria de datos. Usted y yo estamos afectados por esta computadora, por medio
de una o más claves: nuestro número de seguridad social, nuestro número
de licencia de conducción, nuestro certificado de nacimiento, el número de nuestro
pasaporte, y cualquiera de las tarjetas de crédito que usamos. Cada movimiento que
hacemos y cada céntimo que pagamos al departamento de impuestos, cada año, es
registrado. La capacidad de la computadora es para dos billones de personas; esto es lo que se
calculó hace cuatro años (...1985). Y básicamente éstas son las
naciones que comercian en el mundo, las personas que viajan, las que usan tarjetas de
crédito, las que traviesan fronteras para entrar y salir de los pases que
visitan”.
- Por
Manuel Figueroa.
...”Tenía dos cuernos como de cordero, pero hablaba como
dragón.” - Apocalipsis
13:11(NVI).
BANCO MUNDIAL
FONDO
MONETARIO INTERNACIONAL