¿QUÉ CAMBIÓ? (en la I.C.A.R.)
No hay Agua Bendita: No se coloca más agua bendita
en el ingreso del templo, sino que ¿se la ha remplazado por gel hidroalcohólico? Santo Tomás de Aquino en la Suma Teológica asegura
que “el agua bendita sirve contra el asalto externo del demonio. ... Así lo explica: “La bendición episcopal, la aspersión del agua bendita,
una unción sagrada, la oración en una iglesia consagrada y cualquier otra
práctica semejante producen la remisión de los pecados”. El agua bendita es un sacramental
poderoso que te protege del mal, del demonio y hasta puede traer la sanación y
la salud a tu vida. El agua bendita santifica a quien sea
tocado por ella, le libera de la suciedad y los ataques de los
poderes de la oscuridad y asegura que donde sea rociada habrá libertad de la pestilencia y
las trampas de Satán. Según un estudio científico, de la bióloga
Italiana Enza Ciccolo, las bacterias –u hongos– eventualmente presentes en el agua bendita son
inactivadas por el poder de Dios. “Me pregunté: "Quién
sabe cuántas bacterias debe contener el agua", y decidí analizarla. Llevé
una muestra a mi laboratorio y vi que estaba llena de organismos patógenos,
pero que se habían vuelto inofensivos, no eran agresivos. Al hacer un examen
espectroscópico, encontré que todas las frecuencias de luz estaban presentes en
esa agua, algo que nunca se encuentra en otras aguas. Y fueron precisamente
esas frecuencias perfectas, extraordinarias y poderosas las que impidieron que
los gérmenes patógenos actuaran, dañaran. También encontré que esas frecuencias
particulares presentes en el agua de Lourdes aportan beneficios a todo el
cuerpo, pero en particular a los tejidos que tienen un origen ectodérmico, es
decir, la piel y el sistema nervioso. De hecho, se sabe que en Lourdes hay
muchas curaciones que involucran enfermedades de la piel y las relacionadas con
el sistema nervioso, como la parálisis”. (Lic. Enza Ciccolo) En España, el
Laboratorio científico del Instituto de Medicina Industrial y Naval analizó al
agua, antes y después de ser bendecida. Los resultados demuestran que al
hacerse la oración del Padre Nuestro y la Señal de la Cruz sobre el agua, la
concentración de bacterias dañinas se reduce cientos de veces. La radiación electromagnética
disminuye notablemente y puede incluso neutralizar las radiaciones; después de la
explosión de Chernobyl, los instrumentos para medir la radiación demostraron
valores que llegaban a sobrepasar el límite cuantificable, sin embargo, en el
área en donde se encuentra la Iglesia del Arcángel Miguel, a 4 km de los
reactores nucleares, el valor de la radiación se mantuvo normal. El agua
bendita (aghiasma) no solamente se purificó, sino que también cambió su
estructura, volviéndose completamente inofensiva y capaz de sanar. Todo esto ha
sido demostrado científicamente. El espectrógrafo muestra una densidad óptica
más grande en el agua bendita, como si hubiera entendido el sentido de las
oraciones sobre ella y las hubiera guardado en su memoria. Esta es la causa del
poder curativo que tiene la aghiasma. El único limitante es, en todo caso, que
sana solamente a quienes tienen fe. En palabras de A. Malenkovskaia: “el agua
distingue el nivel de fe de las personas”. Cuando un sacerdote bendice el agua,
la densidad óptica de esta es 2.5 veces más grande. Cuando la bendición la hace
un laico creyente, la densidad crece solamente 1.5 veces, pero cuando la
bendición la realiza alguien que no ha sido bautizado o que no cree o ni
siquiera lleva consigo una pequeña cruz, los cambios operados en el agua son
completamente insignificantes.
No hay Adoración Eucarística Perpetua: Adorar
la Eucaristía tiene grandes beneficios espirituales, físicos y emocionales, y en
algunos casos, milagrosos. Jesús sana a través de la Adoración Eucarística. Los ángeles y las
personas, han sido creados por Dios, y ambos agradecemos el amor y las gracias
dadas adorándole, adorando al Señor. En la
Adoración Eucarística adoramos a la divina presencia real de
Jesucristo, Dios y hombre verdadero, que está en la Eucaristía, en la
consagración de los dones, en el Pan y en el Vino. “La Eucaristía es nada menos que la presencia viva de
Cristo Glorioso”, nos explica
el Padre Lofeudo. Estar en adoración, ante
del Santísimo Sacramento, es una oportunidad espiritual que cambia nuestra
vida y nuestro corazón. Estar delante de Jesús, presente en el Santísimo
Sacramento del Altar, es una gracia, un momento profundo de encuentro e intimidad con el
propio Dios. En su infinito amor por todos nosotros, Cristo continúa presente
en la Eucaristía, actualizando en nuestra vida Su misterio de amor, donación y
entrega. Estar en adoración delante del Santísimo Sacramento es una oportunidad espiritual para modificar nuestra vida y nuestro corazón.
Estos momentos deben ser vividos con intensidad y profundidad. El Silencio
ayuda. Ayuda que podamos callar las voces internas
para escuchar la voz divina. En el silencio, Cristo nos habla al corazón.
Es necesario silenciar para escucharlo. En el ruido y en la agitación, se
convierte fundamental el ejercicio de callar para poder escuchar la voz del
Señor. Aprender a cultivar momentos de silencio es un desafío para nuestro
tiempo, en el cual vivimos interconectados 24 horas por día. El primer efecto y
beneficio de la adoración es el silencio que comenzó a cultivar en nuestra
vida. En la sencillez de la Eucaristía, el propio Cristo nos enseña a silenciar
para que Su presencia sea completa en nosotros. Silenciar
ante el Misterio Eucarístico para silenciar también ante de los misterios de la
vida. Silenciar el corazón para silenciar nuestra propia agitación.
Silenciar para escuchar con más profundidad la voz de Aquel que nos habla al
corazón. En la adoración, entramos en profundo contacto con el amor de Cristo
por cada uno de nosotros. Este mismo amor que contemplamos somos invitados para
llevar a nuestros hermanos y hermanas. Nuestros momentos de adoración están
profundamente arraigados en lo cotidiano de nuestra vida. Ante del Señor, llevamos aquello que somos: nuestras
fragilidades y potenciales, nuestros dolores y alegrías, nuestros pecados y
nuestra santidad. No nos despedimos de lo que somos para estar ante el Señor,
sino que nos presentamos en la condición que nos encontramos para salir
transformados de ese encuentro de amor y paz. En la escuela de Adoración,
aprendemos a cultivar una vida interior que germina del misterio de amor de un
Dios que viene a nuestro encuentro para hacernos personas nuevas para un mundo
nuevo. (Padre Flavio Sobreiro)
No hay Misa Carismática: La Renovación Católica
Carismática NO ES una orden en la Iglesia Católica, sino que ES EL MOVER DE
DIOS Espíritu Santo en la I.C.A.R. y está inspirada en mover del
Espíritu Santo que rodeaba al Apóstol San Pedro. En
la Santa Misa Carismática impera la alabanza, los gestos efusivos, el canto
esmerado –generalmente, con coros numerosos y muchos instrumentos–, el baile y
la oración “en lenguas”. Es propio de ella confraternizar, abrazarse, rezar
tomados de la mano el Padre Nuestro. No obstante, se respetan los distintos
momentos –y el estricto sentido– de la celebración tradicional y como dispone
la Iglesia. “Los creyentes acceden a la experiencia sensible de un Dios
vivo, de su presencia. Y a sensaciones que –muchas veces– no tienen
explicación. Luego se dan cuenta de que muchas cosas comienzan a sanar y a
transformar sus vidas; y todo ello va cobrando sentido”, sintetizó un
asistente a la Misa del lunes que ‘descubrió’ a la RCC hace cinco años. Y
agregó: “Aquí uno se encuentra con personas que no juzgan, con una
mentalidad distinta y siempre dispuestas a ayudarte o a rezar por vos”. La
Misa de sanación es una Misa o celebración eucarística, en la que se hace
énfasis en los carismas y dones del Espíritu Santo, a fin de pedir por
la fortaleza física y espiritual que es la salud de los fieles. Es una
celebración en la que se pone un acento especial en las peticiones de salud,
porque la fe nos hace esperar este don de Dios, y se pide por la salud sobre
todo del alma, pero también del cuerpo. Para algunos, que están ajenos al
Movimiento de la Renovación Carismática, pareciera que estos ritos de
entusiasmo y alabanzas en los que se invoca al Espíritu Santo, son
contrarios a la liturgia católica, sin embargo no es así, la Misa de sanación
es un tipo de Misa en las que se invoca al Espíritu Santo para que
infunda salud física y espiritual a los fieles; los cuales frecuentemente
entran en el ‘descanso del Espíritu’.
No hay Saludo de la Paz o Beso de la Paz en Cristo: El pueblo hebreo sellaba los reencuentros marcándolos con
un abrazo y un beso (Génesis 29,1-13). Jesús conocía este práctica y el mismo la puntualizó, en especial con referencias a la comunidad (Lucas 7,45). Cuando
Pablo llegaba al final de sus cartas, estimulaba a la comunidad a saludarse con
un "beso santo" (1ª Corintios 16,20). El segundo fundamento es la
promesa de Jesús: “Les
dejo mi paz, les doy mi paz” (Juan 14,27). Los cristianos entendían que la Cena del Señor concede la paz. Es
la paz por medio de la cual Dios reconcilia al mundo consigo mismo y posibilita
que sus hijas e hijos se reconcilien entre sí. Es la paz que sensibiliza los
corazones, que modifica actitudes y que supera conflictos, que aniquila la
fuerza del pecado. Teodoro de Mopsuestia (siglo IV) resumió lo que significaba,
para todos los cristianos, esta parte de la liturgia de reconciliación: “Nos
damos unos a otros el beso de la paz, porque en este acto está contenida la
confesión de que todos, como integrantes del mismo cuerpo de nuestro Señor
Jesucristo, nos amamos mutuamente con un amor armonioso que existe entre los
miembros de una misma familia”.
El Concilio Vaticano II revalorizó el saludo de la paz. Después del
Padrenuestro, el sacerdote dice: Líbranos, Señor de
todos los males y concédenos la paz en nuestros días. La paz que pedimos
a Dios debemos realizarla como hermanos, la pedimos y la ofrecemos. Es
inseparable el amor a Dios y a los hermanos.
No hay Comunión de la Sangre de Cristo: - LA COMUNIÓN DE LA SANGRE DE CRISTO- IGMR
n. 249 (Instrucción General del Misal Romano) Si la Comunión de los
concelebrantes se hace por intinción, el celebrante principal sume el Cuerpo y
la Sangre del Señor de la manera acostumbrada, teniendo cuidado, sin embargo,
de que en el cáliz quede suficiente cantidad de la Sangre del Señor para la
Comunión de los concelebrantes. (Se recibe únicamente en la boca) "La copa que bendecimos, ¿No es tener parte en la sangre de Cristo? El pan que partimos, ¿no es tener parte en el Cuerpo de Cristo?" (1ª Corintios 10,16) El único que no participó de la Comunión de la sangre de Cristo (sí del Cuerpo en la última cena) fue Judas el Iscariote. El beber de su sangre nos convierte en sacrificio agradable en su altar. Beber de su sangre nos lleva a perdonar lo imperdonable. Son gotas de sangre que nos llevan a niveles de intercesión sin precedentes, y atraen a los ángeles de Dios a nuestro encuentro, para ayudarnos a morir a nosotros mismos, y a pasar pruebas de purificación, que sin su sangre y sus ángeles, nos sería imposible atravesar. Nos da el triunfo sobre el orgullo y la vanagloria, y nos rescata del yugo del menosprecio y del rechazo. Nos da el poder para soportar la humillación de otros, sus burlas, y nos lleva a hacernos semejantes a Él en la pérdida de toda reputación. A través de esta sangre retomamos el sacerdocio perdido que nos permite ministrar delante de Su presencia. De esta sangre bebemos la victoria sobre toda enfermedad de nuestro cuerpo físico. De esta sangre obtenemos el triunfo sobre la iniquidad, sobre el pecado, sobre el caminar torcido y desviado de nuestros pasos. Esta sangre abre caminos de rectitud, y restaura las sendas de nuestro destino. Esta nos da el acceso al lugar Santísimo, es la que abre los cielos, y nos lleva al interior del corazón de Dios. La comunión con la sangre de Jesús nos va a llevar a conocerlo íntimamente, y nos va a ir transformando para que podamos penetrar las partes más sensibles de Su corazón. Este es uno de los privilegios más grandes al que un ser humano puede aspirar, ya que Dios solo le abrirá esta parte de su ser a aquellos que él considera su esposa. El poder de la sangre de Jesús es algo que el enemigo ha tratado de eliminar durante tanto tiempo porque es la única cosa que le recuerda su derrota. La sangre de Cristo es la base del Nuevo Pacto. La sangre de Cristo tiene el poder de expiar un número infinito de pecados cometidos por un infinito número de gente a través de los siglos, y todos aquellos que ponen su fe en esa sangre serán salvados. ¡La sangre de Jesús tiene un doble poder de purificación! La primera parte consiste en ser limpiados de los pecados que hemos cometido. Esto se menciona en 1ª Juan 1,9: “pero si confesamos nuestros pecados, Dios nos perdonará. Él es fiel y justo para limpiarnos de toda maldad.” La condición para recibir perdón, en este tipo de limpieza, es: confesar el pecado que hemos cometido, o, en otras palabras, confesar que hemos caminado en las tinieblas (hemos cometido obras de las tinieblas). La segunda parte es para ser limpiados en el interior, a esto también se le conoce como santificación y es un proceso que dura toda nuestra vida.
Esta parte del poder purificador de la sangre de Jesús es mencionada en 1ª Juan 1,7: “Pero si continuamos viviendo en la luz como Dios vive en la luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesús, su Hijo, continúa purificándonos de todo pecado.” 1. En la sangre se encuentra la vida de Dios: La vida en la sangre está representada en la palabra "Zoe". Todo lo que respira y vive, posee el "Zoe" de Dios, pues esto es la energía vital que caracteriza a todo ser viviente. Aunque el zoe no es la naturaleza del Altísimo. 2. En la sangre se encuentra la luz de Dios: La vida de Dios es luz líquida que corre por las venas de Jesús. Y esta luz es visible en el mundo espiritual, y tremendamente temida por las tinieblas. La luz en la sangre de Jesús es lo que transforma el ámbito espiritual, y le quita toda la fuerza al diablo. La oscuridad que es el medio en el que operan Satanás y sus huestes, carece de sustancia. Su definición por excelencia es: la ausencia de la luz. Cuando encendemos una luz, las tinieblas dejan automáticamente de existir. Así como los peces necesitan del agua para vivir, el diablo necesita de tinieblas para subsistir. Exponer al diablo a la luz de Dios es lo mismo que sacar un pez del agua. Pierde toda su fuerza hasta que muere o en el caso del diablo, éste cae derrotado. 3. En la sangre se encuentra el amor de Dios: Dios es amor, y ese amor estaba contenido en la sangre del Padre, que entraría en el vientre de María para engendrar a su Hijo. Jesús nació llevando la marca de este amor que sobre pasa todo entendimiento. El amor que todo lo da sin reservas. Esta es la naturaleza del Padre, darse y dar desmedidamente. Encontrarse con el amor de Dios es la puerta a todo lo que Él es, y a todo lo que él posee. Dios creó al hombre por causa del amor. Dios necesitaba un ser conforme a Él Mismo, en quien verter todo lo perteneciente a su esencia de amor. Y así fue como fuimos creados para ser lo más amado por Él. 4. De esta sangre bebemos la victoria sobre toda enfermedad de nuestro cuerpo físico. De la misma manera que Jesús llevó nuestros pecados, Él padeció para llevar en su cuerpo todas nuestras enfermedades y dolencias. Jesús jamás se enfermó mientras estuvo en la tierra. Él fue un hombre sin pecado, y esto le daba una protección maravillosa a su cuerpo que el diablo no podía tocar. 5. Si el creyente vive luchando para apartarse del pecado, se debe a una fuerte presencia de iniquidad en su vida. La solución está en tomar el paso de arrepentirse, anhelando con todo el corazón que el poder de Dios lo libere y lo trasforme. Esta determinación del corazón, unido al poder de la sangre y de la carne de Jesús, le darán al creyente la total victoria.
No hay Comunión en la boca: El Prof. Filippo Maria Boscia
dice que la comunión en la mano contrae un mayor riesgo de contagio: “Comunión en la boca más segura que comunión en la mano”. El Prof.
Filippo Maria Boscia es presidente nacional de la Asociación de Médicos
Católicos italianos y una personalidad en el mundo de la medicina en su país. La
Congregación para el Culto Divino, durante una fuerte epidemia de gripe en
2009, se le consultó si las circunstancias aconsejaban que se diera la comunión
exclusivamente en la mano. La respuesta fue negativa, reafirmando el derecho de
los fieles a recibir el Cuerpo de Cristo de la forma tradicional: "Este
dicasterio hace notar que su Instrucción Redemptoris Sacramentum (25 de marzo
de 2004) estipula claramente que “cada uno de los fieles tiene siempre el
derecho a recibir la Santa Comunión en la lengua” (nº 92), y no es lícito negar
la Sagrada Comunión a ningún fiel cristiano a quien no impida la ley recibir la
Sagrada Eucaristía"; fue la respuesta de la congregación a la cuestión
presentada. Pero el miedo parece ser más fuerte del derecho ratificado por el
Vaticano en esa instrucción. Una serie de diócesis francesas ya han dado el
paso de prohibir la comunión en la lengua, permitiendo en cambio la comunión en
la mano, lo que no hace más improbable el contagio. El obispo auxiliar de
Astaná, en Kazajstán, Athanasius Schneider, por su parte, argumenta que “la
comunión en la boca es sin duda menos peligrosa y más higiénica que la comunión
en la mano”. “Desde el punto de vista de la higiene, la mano es portadora de
una enorme cantidad de bacterias. Muchos patógenos se transmiten a través de
las manos […] Según un estudio de 2006, publicado en la revista ‘BMC Infectious
Diseases’, los virus de la gripe y similares pueden sobrevivir en superficies
inanimadas como manillas o barras en el transporte o los edificios públicos
durante algunos días”, insiste. Schneider calificó las prohibiciones de recibir
la comunión en la lengua de “infundadas cuando se comparan con los grandes
riesgos sanitarios de la comunión en la mano en tiempos de pandemia”. Para el
obispo, es como si las autoridades eclesiásticas estuvieran usando el
coronavirus como un 'pretexto' para trivializar la recepción de la comunión. Además Jesús
Sacramentado sana: “Cuando Jesús bajó de la ladera de la montaña, mucha gente lo
seguía. Entonces un leproso se arrodilló delante de él y le dijo: —Señor,
si quieres, puedes quitarme esta enfermedad. Jesús extendió la mano, lo
tocó y dijo: —Sí quiero. ¡Sana ya! En ese mismo instante se le quitó la lepra.” (Mateo 8,1-3)
No se veta la Sagrada Comunión a los adúlteros: Reflexionamos
una vez más sobre el tema de la comunión de los
bautizados que están en situación objetiva de adulterio (mal llamados
“divorciados vueltos a casar”). El argumento básico en contra es, como
recordamos: 1) No se puede comulgar en pecado mortal.
2) El adulterio es pecado mortal. 3) El que vive maritalmente con otra persona
distinta de su cónyuge legítimo, en vida de éste, es adúltero. 4) Por tanto,
esa persona no puede comulgar. 5) La comunión del que está en pecado mortal
sólo es posible tras la confesión al sacerdote, que supone el arrepentimiento
por ese pecado. 6) El arrepentimiento incluye el propósito de enmienda. 7) El
que no se propone dejar de tener relaciones sexuales adúlteras no tiene
propósito de enmienda, y por tanto, no está arrepentido. 8) Por tanto, no puede
confesarse válidamente, ni tampoco, por tanto, comulgar.
Sigue no habiendo Reconciliación con Dios(confesiones): «Cada vez que nosotros nos confesamos, Dios nos abraza,
Dios hace fiesta». Los cristianos estamos llamados a la santidad; para ello hay
que vivir en gracia de Dios; pero podemos perder la gracia bautismal por el
pecado mortal, que mata la vida sobrenatural del alma y rompe la amistad y la
comunión con Dios. El pecado, como explica el Papa Juan Pablo II, es un acto
suicida, porque ante todo, el hombre se daña a sí mismo, destruyendo toda
obra buena. El Señor Jesús ha instituido el
sacramento de la penitencia, que se llama también y muy adecuadamente "Sacramento
de la Reconciliación" o Confesión, para perdonar los pecados
cometidos después del Bautismo y abrirnos así la puerta a la reconciliación con
Dios. Jesucristo, por ser Dios, tiene poder para perdonar los pecados, y dio
este poder a los Apóstoles y sus sucesores en el sacerdocio, quienes actúan
"en la persona de Cristo"; o sea que, de hecho, es el mismo
Jesucristo el que perdona por el misterio del sacerdote. ¿Qué es el
sacramento de la reconciliación? Es el sacramento instituido por Jesucristo
para perdonar los pecados cometidos después del Bautismo. ¿Qué es necesario
para hacer una buena confesión? Para hacer una buena confesión es
necesario: 1º Examen de conciencia. 2º Dolor de los pecados. 3º Propósito de
enmienda. 4º Decir los pecados al confesor. 5º Cumplir la penitencia. ¿Qué
es el examen de conciencia? Es recordar los pecados cometidos desde la
última confesión bien hecha. ¿Qué es el dolor de los pecados? Es un
sentimiento o pena interior de haber ofendido a Dios. ¿Qué es propósito de
la enmienda? El propósito de la enmienda es una firme resolución de no volver
a pecar y de evitar todo lo que pueda ser ocasión de cometer pecados. ¿Qué
pecados debemos confesar? Debemos confesar todos los pecados mortales no
confesados anteriormente, con su número y circunstancias. Conviene decir
también los pecados veniales. ¿Qué pecado comete el que calla por vergüenza
la confesión de algún pecado mortal? El que calla por vergüenza la
confesión de algún pecado mortal comete un grave pecado llamado sacrilegio, y
no se le perdonan los otros pecados confesados. ¿Qué ocurre si se olvida la
confesión de un pecado mortal? Si se olvida la confesión de un pecado
mortal, la confesión vale, pero el pecado olvidado debe manifestarse en la próxima
confesión.
(El
sacerdote polaco Mateusz Kielarsky escucha y confiesa a feligreses desde un
estacionamiento)
Ha cambiado el Padrenuestro: El Padre Nuestro en
italiano incluía la frase “non ci indurre in tentazione”, que en español se traduciría como “no
nos induzcas a la tentación”,
y ahora ha sido cambiada por “non abbandonarci alla tentazione”, es decir, en español, “no nos abandones a la tentación”. Y ya
había sido cambiada la frase “perdona nuestras deudas” por “perdona
nuestras ofensas”. De paso, en la Sagrada Biblia no termina con “líbranos
del mal” sino... “No nos dejes caer en tentación, y líbranos del maligno.” (Mateo 6,13 — Palabra de Dios para Todos). [ Mientras
que en arameo —idioma en que se expresaba Jesús— esta oración era
mucho más rica y compleja...
No hay Vicario de Cristo: Las iniciales
P.P. que aparecen después del nombre del Papa significa "Pontifex
pontificum", que es el pontífice de los pontífices (Pastor Pastorum), ya
que todo sacerdote es pontífice, el Papa (el Romano Pontífice) en su papel es
el "maximus" y no hay otros. El Vicario de Cristo tiene la tarea de ‘pontificar’ los fieles con Jesucristo.
El Papa Juan Pablo II, al responder a Vittorio Messori en el libro Cruzando
el umbral de la esperanza, dijo que la expresión vicario de Cristo “más que a una dignidad, alude a un servicio: pretende subrayar las tareas
del Papa en la Iglesia, su ministerio petrino, con la finalidad del bien de la
Iglesia y los fieles. Lo había entendido perfectamente san Gregorio Magno, el
cual, entre todas las atribuciones relacionadas con la función del Obispo de
Roma, prefiere la de Servus servorum Dei (Siervo de los siervos de Dios)”. En una movida
sorprendente, el Papa Francisco ha eliminado el título histórico y esencial
‘Vicario de Cristo’ del Anuario Pontificio 2020, el directorio anual de la
Santa Sede, relegando el título a una nota al pie de página, llamándolo ‘título
histórico’. Mientras que los anuarios anteriores enumeraban el título ‘Vicario
de Cristo’ y el nombre del Papa reinante bajo ese título, el directorio anual
de este año simplemente enumera el nombre ‘Jorge Mario Bergoglio’, el nombre
del hombre que se convirtió en Papa Francisco en 2013. Esta
modificación en la presentación y el contenido de un texto oficial de la
Iglesia Católica no puede ser pasada por alto, ni es tampoco posible atribuirlo
a un gesto de humildad por parte de Francisco, que por otro lado no se concilia
muy bien con su nombre, que aparece tan destacado. Por el contrario, pareciera
que se observa el reconocimiento disimulado de una especie de usurpación en la
que ya no reina el Siervo de los siervos de Dios, sino la persona de
Jorge Mario Bergoglio Zipoli, que oficialmente deja de reconocer que es el
Vicario de Cristo, el Sucesor del Príncipe de los Apóstoles y el Sumo
Pontífice, como si se tratase de adornos superfluos de otros tiempos: apenas títulos
históricos. Separado por un guion y de la expresión «Títulos históricos»,
se enumeran a continuación todos los que corresponden al Sumo Pontífice, como
si ya no fueran parte del munus petrinum que legitima la autoridad
reconocida por la Iglesia al Papa. Joseph Raztinger abdicó en la administración
de la Iglesia Católica pero mantuvo, el «munus petrinum», conservando la vestimenta blanca, la papalina,
el anillo papal, las zapatillas rojas —como la Sangre de Cristo—,
y firma poniendo P.P. (Pontifex pontificum) al final; conservando el título de
Papa Emérito. Administradamente nombró como Cardenal Camarlengo a Tarcisio
PIETRO Evasio Bertone, nacido a ROMANO Canavese y criado en Roma (PETRVS
ROMANVS ¿el último vicario de Cristo —no Papa— durante la última
prosecución o persecución de la Iglesia?) El 'camino sinodal' es Dios
dirigido por la iglesia, en lugar que la Iglesia dirigida por Dios; el gobierno
del pueblo, demo-cracia, en lugar que la Theo-cracia del Divino Monarca Jesús,
Rey de reyes y Señor de señores.
No son absolutos los 10 Mandamientos de Dios: El la Sagrada
Biblia escrito está que... “El SEÑOR le dijo a Moisés: —Corta dos tablas de
piedra iguales a las primeras que rompiste. Voy a escribir en esas tablas las
mismas palabras que escribí en las primeras. Prepárate para subir mañana
temprano a la cima del monte Sinaí y para esperarme ahí.” (Éxodo 34,1-2) ¿Cuáles
son los 10 mandamientos? 1. Amarás a Dios sobre todas las cosas. 2. No tomarás
el nombre de Dios en vano. 3. Santificarás las fiestas. 4. Honrarás a tu padre
y a tu madre. 5. No matarás. 6. No cometerás actos impuros. 7. No robarás. 8.
No darás falso testimonio ni mentirás. 9. No consentirás pensamientos ni deseos
impuros. 10. No codiciarás los bienes ajenos. – Ahora Jorge Mario Bergoglio Zipoli:
“Nos hará bien preguntarnos si todavía vivimos en el período en que
necesitamos la Ley, o si somos bien conscientes de que hemos recibido la gracia
de convertirnos en hijos de Dios para vivir en el amor”, acababa Francisco
su exégesis. “¿Cómo vivo? ¿Con el temor de que si no lo hago iré al
infierno? ¿O también vivo con esa esperanza, con esa alegría de la gratuidad de
la salvación en Jesucristo? Es una hermosa pregunta. Y también la segunda: ¿desprecio
los mandamientos? No, no lo sé. Los observo, pero no como absolutos,
porque sé que lo que me justifica es Jesucristo”.
No habrá actualización del Sacrificio en el Altar: Está en juego una marcha atrás del motu proprio Summorum Pontificum, y está en proceso el estudio de una “misa ecuménica”. El grupo
"Spezzare il pane" ("Partiendo el Pan") en la arquidiócesis
de Turín (Italia), comenzó oficialmente con la celebración de las “Misas
ecuménicas”, en las que la Santa Comunión es distribuida a católicos y
no-católicos. El grupo
está presidido por el padre Fredo Oliviero, un apologista de la inmigración
ilegal, quien tiene el respaldo de su arzobispo, monseñor Cesare Nosiglia. La
práctica del grupo de distribuir la Santa Comunión a no-católicos es
promocionada abiertamente en el diario de la arquidiócesis de Turín "La
Voce e il Tempo" [La Voz y el Tiempo]. Entre los
miembros del grupo hay “católicos”, anglicanos, bautistas, valdenses y
luteranos. Se reúnen una vez al mes en una de sus iglesias, en las que celebran
una “Eucaristía” según la respectiva denominación, distribuyendo la “Comunión”
a todos. Según fray
Cristoforo, quien escribe en maurizioblondet.it, estos abusos son recomendados
por el papa Francisco. El arzobispo Nosiglia es informado sobre ellos, pero no
interviene. El objetivo futuro es ampliar esas reuniones a otras ciudades
italianas. Distribuir
la Santa Comunión a personas que no comparten la fe católica y no han confesado
previamente sus pecados profana las Especies Sagradas, lleva a los
participantes a la condenación y promueve la superstición. Para que los protestantes acepten la Santísima
Eucaristía deberán remover la palabra Sacrificio, porque ellos creen que el
Sacrificio Perfecto se hizo de una vez por todas y no admiten su ‘actualización’,
sino solamente una conmemoración; invalidando así la Cena del Señor y la
Transubstanciación. El Papa y el Gran Imán de Al-Azhar sellan un pacto por la
fraternidad y la unidad de toda «la familia humana» y se impondrá una
religión ecuménica mundial,
«ecumenismo
de la sangre», para promover la fraternidad entre religiones: “Oí otra voz que salía del cielo y
decía: «Salid de ella, pueblo mío, para que no os hagáis cómplices de sus
pecados y para que no tengáis parte en sus plagas.(Apocalipsis
18,4) "Respóndele Jesús: «Yo soy el camino, la verdad y la vida. Nadie viene al Padre sino por mí." (Juan 14,6) "Porque hay solo Dios, y uno solo es también el mediador entre Dios y los hombres, el hombre Cristo Jesús, que se entregó a sí mismo por el rescate para todos; ..." (1ª Timoteo 2,5-6)