- El alma: Pero una cosa más, Señor: ¿qué hacer si me desprecian y rechazan los hombres, y especialmente aquellos con quienes tuve derecho de contar y además en los momentos de mayor necesidad?

- Jesús: Niña Mía, haz el propósito de no contar nunca con los hombres. Harás muchas cosas si te abandonas totalmente a Mi voluntad y dices: Hágase en mi, oh Dios, no según lo que yo quiera sino según tu voluntad. Has de saber que estas palabras pronunciadas del fondo del corazón, en un solo instante elevan al alma a las cumbres de la santidad. Me complazco especialmente en tal alma, tal alma Me rinde una gran gloria, tal alma llena el cielo con la fragancia de sus virtudes; pero has de saber que la fuerza que tienes dentro de ti para soportar los sufrimientos la debes a la frecuente Santa Comunión; pues ven a menudo a esta fuente de la misericordia y con el recipiente de la confianza recoge cualquier cosa que necesites.

- El alma: Gracias, oh Señor, por Tu bondad inconcebible, por haberte dignado quedarte con nosotros en este destierro donde vives con nosotros come Dios de la misericordia y difundes alrededor de Ti el resplandor de tu compasión y bondad. A la luz de los rayos de Tu misericordia he conocido cuánto me amas.

 

DIÁLOGO ENTRE DIOS MISERICORDIOSO Y EL ALMA QUE TIENDE A LA PERFECCIÓN

- Jesús: Me son agradables tus esfuerzos, oh alma que tiendes a la perfección. Pero ¿por qué tan frecuentemente te veo triste y abatida? Dime, niña Mía, ¿qué significa esta tristeza y cuál es su causa?

- El alma: Señor, mi tristeza se debe a que a pesar de mis sinceros propósitos caigo continuamente y siempre en los mismos errores. Hago los propósitos por la mañana y por la noche veo cuánto me he desviado de ellos.

- Jesús: Ves, niña Mía, lo que eres por ti misma, y la causa de tus caídas está en que cuentas demasiado contigo misma y te apoyas muy poco en Mi. Pero esto no debe entristecerte demasiado; estás tratando con el Dios de la Misericordia, tu miseria no la agotará, además no he limitado el número de perdones.


- El alma: Si lo se todo, pero me asaltan grandes tentaciones y varias dudas se despiertan en mi y además todo me irrita y desanima.

- Jesús: Niña Mía, has de saber que el mayor obstáculo para la santidad es el desaliento y la inquietud injustificada que te quitan la posibilidad de ejercitarte en las virtudes. Todas las tentaciones juntas no deberían ni por un instante turbar tu paz interior y la irritabilidad y el desánimo son los frutos de tu amor propio. No debes desanimarte sino procurar que Mi amor reine en lugar de tu amor propio. Por lo tanto, confianza, niña Mía; no debes desanimarte, sino que venir a Mi para pedir perdón, porque Yo estoy siempre dispuesto a perdonarte. Cada vez que Me lo pides, glorificas Mi misericordia.

- El alma: Yo reconozco lo que es más perfecto y que Te agrada más, pero enfrento grandes obstáculos para cumplir lo que conozco.

- Jesús: Niña mía, la vida en la tierra es una lucha y una gran lucha por Mi reino, pero no tengas miedo, porque no estás sola. Yo te respaldo siempre, así que apóyate en Mi brazo y lucha sin temer nada. Toma el recipiente de la confianza y recoge de la fuente de la vida no solo para ti, sino que piensa también en otras almas y especialmente en aquellas que no tienen confianza en Mi bondad.